Hace pocos días tuve la oportunidad(?) de estar en una charla impartida por un alto cargo de la universidad de Valladolid. La charla trató sobre la historia de la universidad desde sabe dios cuando hasta nuestros días. En si estuvo bien con altibajos, ya que algunas veces era una chapa, otras veces había discursito político, etc, sin embargo lo divertido llego en el turno de preguntas al señor en cuestión.
Antes que yo le hiciera una pregunta, le formularon alguna que otra críticando el sistema de selección de profesores titulares a las que él repondió con cosas que no tenían nada que ver con la pregunta pero que sí que lo tenían con un discurso político. Llegó mi turno y le plantee un par de cuestiones: la primera de ellas era sobre el nivel actual de las personas que estaban en la universidad y la segunda se refería a si el prestigio de una universidad se centraba en la calidad de sus estudios más que en si tiene equipo de fútbol o monta jornadas de puertas abiertas, ya que el daba una importancia extrema a las actividades de la universidad fuera de la función docente y ponía el listón de la universidad en base a estos conceptos.
Las respuestas… no hubo respuestas, me soltó una chapa de no sé qué cosas, le paré por dos veces para decirle que no me pegara la chapa política y él siguió, de una forma muy correcta, contandome un tostón que ni me iba ni me venía.
Digo yo, si este señor que es un cargo de la universidad de Valladolid nos cuenta estas milongas, que no hará el presidente de la junta o el del gobierno. Pobres periodistas.
Empiezo a estar harto de la corrección política, al final son todo castillos en el aire y venta de humo al por mayor. Mala época para decir esto, pero bueno.