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Una semana como gestor de proyecto

Primero de todo decir que no soy ni jefe de proyecto ni nada que se le acerque. La palabra jefe, gestor, responsable se usa con demasiada soltura, ser un gestor competente es muy difícil y requiere mucho tiempo, exactamente igual que ser bueno en otros ámbitos más un toque de sensibilidad con el prójimo.

En España los títulos de gestión (jefe de proyecto, jefe de sección, gestor de blabla) se usan como complemento a los absurdos salarios, “fulanito, vas a ser responsable jefe del proyecto amoeba-ultra-2.0, vas a llevar toda la gestión, sabemos que podemos confiar en ti, blablabla…”, pero realmente no responden a una experiencia por parte de la persona que está en ese puesto, en la mayoría de los casos (*).

Nuestro scrum manager de cabecera en la empresa estaba de vacaciones, así que decidí tratar de hacer un sprint como mandan los canones de scrum, bueno, realmente como yo lo aprendí de @jmnavarro en mi estancia en unkasoft, con su reunión con cliente, elección de tareas del backlog, estimación, su avance, su burndown chart y finalmente la retrospectiva.

Decir que el desarrollo fue bien, se terminó en plazo, con calidad más que suficiente, pero eso no le interesa a nadie, aquí lo interesante es ver en donde metí la pata hasta el fondo, ¿no?:

- Puñetazos encima de la mesa: He tomado elecciones en base a mi experiencia por encima de las decisiones de mis compañeros, lo cual puede estar bien, pero no deja de ser un error. No dejar elegir su camino a tus compañeros es un grave error, aunque sepas sí o sí que hay formas mejores de hacer las cosas. Si la idea es formar un equipo de desarrollo a un buen nivel todo el mundo debe aprender y la mejor forma de aprender es afrontando problemas tú solito.

- Meterme en las tareas de mis compañeros: En un momento puntual decidí terminar a machete una tarea de un compañero (además de gestor, programo, ¿te suena?) ya que estaba bloqueando el desarrollo. Desde el punto de vista del proyecto es lógico hacerlo, pero no me paré a pensar que mi compañero se podría sentir ofendido, dolido por haber terminado algo en lo que estaba trabajando. Mil veces prefiero llegar tarde un sprint a tener un roce absurdo.

- Notificar los errores: no hay cosa más difícil que decir a alguien que la ha mangado. Y no quiero decir hacerlo sin que se sienta ofendido.

En resumen, si no tienes un poco de tacto, mano izquieda, inteligencia emocional, como lo quieras llamar, es mejor que te quedes como un buen técnico.

No hay nada mejor que las curas de humildad que la vida te da de gratis y que la memoria te recuerde los malos ratos que hiciste pasar a algún que otro gestor de forma innecesaria, mis disculpas atradas.

(*) En mi corta-pero-intensa vida laboral solo recuerdo a un par de personas haber estado a la altura de un puesto así, y cada día que pasa me acuerdo más de alguno de ellos :)