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El porqué de Tinybird

Cuando hablamos con alguien con cierta experiencia en el mundillo startup y nos pregunta, después de un rato de conversación “bueno, pero qué queréis conseguir con Tinybird”. Hay muchas posibles respuestas standard en el mundillo en el que nos movemos: “venderla”, “hacer de ella un unicornio” o cualquier empresarial-motivacional.

Pero la cara se les arruga cuando dices: lo que queremos es trabajar juntos de la forma que mejor sabemos, hacer algo que las empresas necesiten, crear un negocio sostenible, con una buena base tecnológica que aporte valor y como resultado ganar dinero. Lo que viene después, como en el 100% de las empresas, nadie lo sabe por mucho que nos empeñemos en buscar fórmulas e indicadores para argumentar lo que básicamente viene a ser una apuesta (un muy bien artículo relacionado sobre la inversión).

Quizá deberíamos entrenar el pitch de vamos a liderar el sector de vaya usted a saber pero no hacen falta grandilocuencias ni adornos artificiales para hacer un buen producto.

Al grano, qué leches hacéis en Tinybird? hacemos dos cosas, un producto y el complemento que casi cualquier producto necesita:

El porqué

Por suerte el sector de la tecnología lleva unos años en la gloria a nadie se le escapa que se puede vivir bien si estás dentro del mundillo y no falta trabajo. Esto es, puedes, ahora mismo, trabajar en una empresa con todas las comodidades, un buen sueldo, sin realmente matarte a trabajar y con retos intelectuales interesantes. Es el escenario soñado.

Y así estaba yo, en un corporate, con ciertos privilegios y con una cómoda jornada de 9 a 5. Quien es el iluminado que me manda a mi dejar ese status quo para meterme en camisas de once varas, no me jodas.

Tiene una explicación sencilla. Hay dos cosas que valoro por encima de los privilegios y el dinero: hacer las cosas como yo quiero y poder trabajar con la gente con la que comparto algo más que oficina. Y esto lo he aprendido a base de confundirme unas cuantas veces y darme cuenta que no todo el mundo está hecho para según que sitios.

Dicho esto, nada tengo en contra de los trabajos 9-5 y ni el corporate (no siempre ha sido así) donde he aprendido muchísimo en un año, sobretodo a respetar ciertas cosas que son difíciles de ver pero que los mantienen vivos y coleando (esto lo dejo para otro post)

Volvamos al qué

Por otro lado tengo en mucha consideración a las personas que aprovechan lo que saben hacer bien, y creo que uno de mis fuertes es hacer sistemas que saben hacer bien la digestión de los datos… puede que llevar 10 años haciendolo tenga que ver. Me mataría dejar de hacer algo con lo que he disfrutado y disfruto.

Qué mejor manera de aprovechar lo que sabemos que haciendo un producto que resuelva algunos de los dolores que hemos pasado durante los últimos años y que vemos todos los días en empresas que trabajan de una forma u otra con datos.

Resolver un problema bien, usando la que consideramos la mejor tecnología para hacerlo, haciendolo con un standard alto de calidad y seriedad, guiado por la necesidad de resolver ciertos problemas y provechando al máximo el conocimiento acumulado gestionando datos en empresas por las que hemos pasado. Y además, hacer todo esto siendo lo más feliz posible y divirtiendose con cada milisegundo que optimizas extrayendo información de los datos. Eso es Tinybird.

Y esto requiere una cantidad de trabajo y esfuerzo que a medida que te haces mayor cuesta hacer. Sí, cuesta trabajo, en mi caso sacrifico horas de otras cosas que me gustan, pero hacer las cosas como crees que hay que hacerlas tiene este tipo de cosas. Sarna con gusto no pica dicen en mi pueblo.

Bola extra: hablando de gente que hace las cosas bien

Al hilo del comentario anterior sobre la gente que sabe hacer las cosas bien y las aprovecha, estoy siguiendo muy de cerca la creación del Instituo Tramontana, especialmente el programa en dirección de producto que imparten dos buenos amigos.

Pero no es solo el contenido del programa, es todo lo que está alrededor del curso, el espacio la solemnidad del programa, las referencias a libros y contenidos con tantos años como calidad (uno de mis propósitos de este año era no leer libros con menos de 30 años, que como todo propósito, he incumplido) y la dedicación con la que están preparando todo. Os recomiendo seguir la lista de correo de Javier, el directo del instituto, donde va contando algunas cosas relacionadas y otras que no, pero que dan contexto.